Atrapada por la quietud de la noche
envuelta en el silencio bendito me
deje llevar suavemente, y llegue
hasta el infinito.
Quise volver lentamente, crucificando
mi mente, pero mi alma atrapada volvió
ha la madrugada, atraída por la quietud
de la noche de mi energía empecé hacer
derroche.
El sol de la madrugada, me sorprende
aferrada a mi almohada, el silencio ha
empezado hacer ruido y la quietud ya
se a ido.
domingo, 10 de enero de 2010
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